tres poemas, ficcionales para quienes me conocen, autobiográficos para quienes no

Pierre Herrera
3 min readJan 13, 2022
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I.

ese día muy descuidadamente
tiré el agua sobre mí,
me cambié rápido pero
aún así salí
un poco más tarde de los habitual,
afuera me encontré con dos gatos
uno pardo y el otro no,
el otro era color mantequilla
pero también estaba erizado
parecía que iban a pelearse y yo
los había interrumpido con mis prisas,
no les quedó más
que dejarlo para después,
se fueron en silencio y desaparecieron
uno dando vuelta a la esquina
el otro, debajo de un coche abandonado
que imaginé podría ser un portal mágico

al regresar del trabajo
volví a encontrarme con uno de los gatos,
estaba acostado en el cofre de una camioneta
creo que era el pardo
aunque después de un día de correrías
cualquiera podría estar muy sucio,
más si la pelea entre gatos
sí había ocurrido,
ya anochecía así que no podría confirmar
si era uno u otro
o un tercero,
lo llamé haciendo micho micho
pero prefirió buscar otro lugar de descanso,
dio un brinco para alcanzar el techo
de una casa vecina y se fue,
bueno, me dije y entré al departamento,
dejé mi cangurera en el sillón,
y en el piso de la cocina
vi el vaso que había roto en la mañana:
el agua se había evaporado
el piso estaba seco pero era peligroso
andar descalzo

II.

el mundo de la productividad
está dedicado a lo que permanece
aunque nada
nunca permanecerá más allá de algunos años,
cientos de o menos,
quiza muchos menos,
las visicitudes de los pequeño mamíferos
nos enseñan que la vida se consagra
en lo fugaz
como en la tierra y el lodo adherido
momentaneamente a sus pequeñas garras
o en las interrogantes que arrojan
algunas calculadoras a nuestras preguntas
más sencillas,
es mejor no olvidar que el sol nace
por el este y lo verde florece todo el año
y esos dos milagros ocurrirán esté o no
actualizado el excel

III.

he intentado escribir este poema
tres veces distintas y no creo que tampoco
en esta ocasión logre
describir ese momento

yo iba caminando por horacio
a la altura de plaza uruguay,
de nuevo iba al trabajo
cuando vi
a una mujer a un perro salchicha paseando,
ella ocupaba sus manos
con su celular y la correa,
el salchicha era negro y petiso,
vestía una chamarra de batman,
eso fue lo que llamó mi atención
pensé que un perro que llevara
el logo de batman en el lomo
no podía si no ser
desvocado y nocturno:
muerde tenis y corre en círculos
rompe forros de libros
ladra de vez en cuando por la madrugada
como si hablara solo,
sí,
sería un perro con el que podría
llevarme maravillosamente:
de noche podriamos compartir ciertos hábitos
de día cada uno a lo suyo,
cuando pasé a su lado
el pelicorto me miró desde su altura
y solo por un segundo
sus patitas aceleraron
como si caminara a mi lado

chao, perrito con chamarra de batman
me ha quedado claro:
la poesía no logra abarcar
todas las experiencias
ni mucho menos

— 12 de enero de 2022 (CDMX)

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